Te debía esos besos;
unos versos,
solo para ti.
Hubo una tormenta de mi
y tu candor
fue mi pulsión
que reveló el eclipse
de mis actos.
Todo de ti,
poco de mi;
imperdonable
como el grácil beso
que dejé escapar
de tus labios
la noche del adiós,
la mañana del dolor.
He explicado
inútilmente
lo dedicado de mi vida,
sin comprender
la fragilidad de la tuya:
dejé marchitar
las promesas
invertí en un caos
las condiciones impuestas
y eludí
desde lo profundo
el alborozo sentir
de tu abrazo,
el cáliz delicioso
de tu vientre.
Abro los ojos
y me ha sorprendido
la noche
en un claro
sin estrellas,
lejos del amparo de tu fuego,
ausente,
estólido de mi mismo,
entumecido de desierto.
No cejaste jamás
en caminar
las distancias
que se apoderaron
del amanecer de nosotros
y fue tu amor comprometido,
el temblor de lo que
despierta,
aquello que decretó
el término de ésta,
mi injusta ascensión,
lejos del mar
lejos de ti.
Te debía
esos besos,
amor
y estos versos:
respiremos el bullicioso
y solaz verano
y olvidemos este invierno
gris y desconcertante,
que cedió de tristezas
y lágrimas;
aún cuando se agoten
los días,
seguirás allí conmigo.
Mientras,
agradeceré
ese beso eterno
que humedeció
de esperanza
mi destino final»
¿Estaré
a tu altura,
oh, mi alma
de eterno
Prometeo?
Alejandro Cifuentes-Lucic © Catalejo 2013
Libro: El albedo de la luna / 2013
Fotografía: “Macro 1” – Original de Adriana Reid (México). Usado con permiso de la autora. Todos los derechos reservados ©.
4 respuestas a “Esos besos”
¡Estupendo, Alejandro, me ha encantado!
Un saludo desde Canarias.
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Alejandro… cómo estás??? Justo hoy leía nuestra «Confrontación».
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Retomando la vida después de mi propia confrontación. Besos.
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Es excelente!!!!
No sabes el gusto que me da saber eso 😀
Muchas bendiciones.
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