Poeta.
No es exactamente apatía lo que me envuelve,
es algo un poco más profundo que el olor dulzón del invierno:
es una mezcla de amores desatados y océanos de fuego reprimidos,
que surgen demiúrgicos en mi superficie escorada,
pasiones y deseos un tanto desbocados por la claridad del día,
reflejada en las olas que murmullan en mi ventana,
escondidos en las letras secretas que quemo cada noche.
Me doy.
Catalejo © 2009.