Somos el naufragio destronado
de otros tiempos,
la pérdida infinita
convertida en total tristeza:
una negra ceniza que corona
las sienes de recuerdos y goces,
de viejos roces vividos
hoy
en la antigua soledad de los cuerpos,
mucho antes de la frondosa desnudez del amor,
mucho después del silencio aterido
de la natural escarcha de la noche
y de cuando este frío tieso presente
en las manos
se rendía rehén de esa pasión
por dibujarse el rostro a tientas
en la oscuridad de los ojos
y en la rebosante seducción del incendio
y la penetración,
del calor desatado,
del oxígeno deflagrado,
la mutua compañía dilatada
en la dura desolación
que fue adorarse
y nunca más contemplarse,
como en el inequívoco desdén de las conversaciones
sin fin,
limitadas solo por la voracidad
de seguir amándose
hasta que el sol manchase de canela
el exquisito aroma
que es la piel haciéndose carne
en la saliva y en los labios.
Pero los amantes muertos
suelen ahogarse en los recuerdos,
en la sangre seca,
en una húmeda corteza hecha dura costra
en la orilla de otros océanos exánimes,
yertos de tanta melancolía
y de absoluto abandono,
de fastuoso cinismo
y de claro desencanto,
de fatal fastidio al navegar
el infortunio enredados
en las lastimosas dimisiones
de lo que se fue,
aquí, así,
en la nostalgia de la carne mordida
por el delicado corazón de las almas,
en la aceptación final
de lo que significa sentir
diluirse el ahora,
aquí, así,
en la mortandad de un amor
que a mis ojos parece una aventura
en otra piel.
—
Alejandro Cifuentes-Lucic © Catalejo 2011
Original de 2011 de El Imperio de las Migajas – 2011
Obra: “Amantes 111″. Original de Nicoletta Tomas Caravia (España). Acrílico / Lienzo 60 x 70 cm. Colección Privada. Usado con permiso de la autora. Todos los derechos reservados ©.
2 respuestas a “Los amantes muertos”
TU VOZ
Somos el naufragio destronado de otros mejores tiempos,
la pérdida infinita convertida en total tristeza:
una negra ceniza que corona las sienes de recuerdos y goces,
de viejos roces vividos hoy en la antigua soledad de los cuerpos,
mucho antes de la frondosa desnudez del amor,
mucho después del silencio aterido de la natural escarcha de la noche
y de cuando este frío tieso presente en las manos
se rendía rehén de esa pasión por dibujarse el rostro a tientas
en la oscuridad de los ojos y en la rebosante seducción del incendio
y la penetración, del calor desatado, del oxígeno deflagrado,
la mutua compañía dilatada en la dura desolación que fue adorarse
y nunca más contemplarse,
como en el inequívoco desdén de las conversaciones sin fin,
limitadas solo por la voracidad de seguir amándose
hasta que el sol manchase de canela el exquisito aroma
que es la piel haciéndose carne en la saliva y en los labios.
MI VOZ
He tenido tristezas lejanas que llevan tu nombre, como si el cielo se volviera arenisca gélida sobre mis hombros desnudos. Estoy en el hilo filoso donde mis pies sangran sin dejar huellas y borrando en rojo cualquier posibilidad de amor.
Nuestros cuerpos viven la soledad más extrema de sus deseos y no hay ilusión que genere una chispa para encontrar de nuevo aquel calor. Quise perpetuarme en ti y no logré más que arrancarme el rostro.
Desaté una furia desoladora, después de muchos alaridos encontré la muerte de tus manos cansadas. He sido barro de tus pies como respuesta a lo que crei pudo ser el camino juntos y en esta hora desgarbada y gris no hay historia ni camino.
Dominas mi alma atándola a un alambré de púas del acero de tus palabras, no tengo cordura, decido jamás creer en el amor, aunque lo que quede de mí sea un eco que te nombre en soledad. Somos la neblida fétida de un naufragio sin sobrevivientes.
http://claristrig.wordpress.com/2011/11/23/laberinto-a-dos-voces-naufragos/
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Excelente poema, gracias por deleitarnos.
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