Si mis palabras estremecen tus sentidos y electrizan tu piel
debes abrirte a la firme evidencia que he traspasado la frontera íntima de tu ser.
Sin más limite que nuestra propia complacencia,
caminamos por el reflejo de días claroscuros,
esperando el presagio que marque el inicio de un destino alado
y diferente de nuestros avatares.
Al amparo descubierto de esta vida
-en el desierto profundo de esta realidad,
perdición que nos redime de la culpa y del pecado-,
respiramos el vaho de nuestro amor incendiando una atmósfera de deseo perpetuo
que abre, despacio y fuerte, la graciosa virtud que muere delicuescente.
Lo sé,
mis palabras no lucen el encanto que respiro de tu boca,
ni tus labios la humedad que se escapa de mi sangre.
Me convierto en sal,
no logro huir de la atracción de tu mirada,
de la propiedad incadecente de tus ojos,
de esa capacidad manifiesta de saciar las lágrimas
desde antes que la gravedad gire, grite
y las aplaste por sobre la opacidad de las estrellas,
y las convierta en el extenso dolor que descansa en mis brazos.
Alejandro Cifuentes-Lucic © 2010
Cuaderno de Fotografías
Fotografía: “Desierto profundo” – Original cámara propia (Iquique, Región de Tarapacá, Chile).
Una respuesta a “Esa propiedad de atraer la humedad del aire y disolverse lentamente”
Muy buena fotografía y un texto excelente, amigo. Saludos y abrazos desde Canarias.
Antonio Arroyo.
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