Sufrí en vida la veda del amor, el escaso rocío de las caricias simples y sinceras,
la mutilación de las horas esperando diletante el amanecer negro del mar,
la sequedad de la existencia y de los huesos en estas llanuras marcianas,
el salitre marchitando mis labios con la humedad apropiada para el frenesí de mis pasos
dados, todos, unidos, organizados, perdidos:
el hombre de siempre calcinado bajo este mismo sol medieval.
No imagino otro lugar que este hermoso desierto para vivir;
para morir ya elegí el breve fulgor de tus besos que quema mi memoria.
Alejandro Cifuentes-Lucic © 2010
Cuaderno de Fotografías
Fotografía: “Cementerio” – Original cámara propia (Iquique, Región de Tarapacá, Chile).