Mi principito

No fue nada fácil.

No me refiero a desearte, a dibujarte, a burbujearte desde el aire, de la nada, crearte en un ensalmo de amor, de la noche a la mañana, durante nueve meses, verte florecer para mirarte nacer en mis manos, con el trueno de tus pulmones por sobre la música elegida para tu día de venir al mundo, de llorar, de reir, sonreir, dormir en mi pecho, comer del pecho de tu madre, sentarte, hablar, caminar, largarte a vivir.

Digo no fue nada facil dejarte dar todos los primeros dos millones de pasos y comprender que no eres mío, para nada, sino que edificas tu nombre, tu rostro de niño en hombre, tu alma inquisidora trashumante convertida en leyenda que ya habla de ti, por ti, para ti, apología que dejará huella en tantos corazones como sonrisas han quedado en un rápido entrecerrar de ojos desde que estás aquí: realmente parece que fue ayer, pero ya son años caminando junto a ti.

Trasunto todo el día con tu sonrisa perenne grabada en mi corazón. No hay segundo del día en que no piense en qué aventura estarás metido. Te veo pensar. Me agacho a jugar contigo. Te veo nadar. Te veo correr. Te escucho leer. Te veo querer. Cruzas tu destino como un navegante que solo requiere de las estrellas para timonear su bajel. Te miro, te veo, me miras, me sonríes, eres mejor persona que yo y lo sé desde que naciste y terminaste de ocupar el espacio vacío que mi vida había perdido buscándote, preciso, precioso, prodigioso, para hablar de este instante perpetuo, promesa infinita de este momento, de este tiempo que no morirá jamás en tu recuerdo.

Te vi nacer, te veo crecer. Te veo vivir incluso visionando, estructurando, complejizando y resolviendo ocultas paradojas del destino que nos unen en una complicidad más allá de la sangre: verte de esa manera me provoca la sensación de ser un príncipe de tu mundo.

Alejandro Cifuentes-Lucic © Catalejo 2010

,

4 respuestas a “Mi principito”

Replica a Alejandro Cifuentes-Lucic Cancelar la respuesta