El crepúsculo de la carne

Te miro desnuda
y no dejo de mirar lo que siempre he amado.
Te miro desnuda
y reconozco en cada rugosidad una tersa historia escrita en la piel.

Evitas mi mirada concupiscente en la desnudez,
asumiendo una derrota enquistada en el rigor de los años,
una creencia inmaculada que reza:
la belleza pertenece al ideario de la juventud,
a la vanagloria de un cenit de pechos duros
o curvas pronunciadas y simétricas,
y no al hermoso color de piedra que escarlata
tu carne más allá de la sombra del tiempo.

Olvidas que el deseo no es en rigor
un mero grito de la naturaleza,
y que su asimétrico augur no desprecia
en ningún instante cicatrices, estrías, arrugas:
veo en la profundidad de tus ojos,
en ti, en el corazón de tu existencia,
a la mujer que nadaba desarropada y traviesa entre mis sábanas
y que más tarde, entre partos y amamantamientos,
entre crianza y laboriosidad,
ofrendó el crepúsculo de la carne
a la ciñera convicción de dejar de sentir.

Te miro desnuda
y el dolor que ronda mis pensamientos
se agudiza al dejar de ver en mi jardín,
la numen, bella y gentil efigie de tu rostro,
cabizbajo, sumido en el interior,
compañía y luz de mis horas de calor y de intemperie,
de espuma y sal y madera,
causación y corolario de mis años de angustia y de demencia,
de búsqueda,
de sombras y fantasmas fingidos que alejaron de mi
los pasos robustos de tu cuerpo,
recuerdos y miradas que motejan las lágrimas de ti,
imaginaria, mi causa perdida.

Cuando el amor ya no yace desnudo,
descubierto
cuando el sentir se cubre de velos,
escondiéndose lleno de excusas,
el descarrío es inminente,
la tristeza una realidad muda, cruda, consumada:
el desamor al bajar las miradas,
una verdad finalmente profana, nula, infértil.

La ilusión y la desilusión son mi mundo:
en ellos me quedo.

Alejandro Cifuentes-Lucic © 2010 – Libro E

Photograph: «Naked Garden» – Original by Lorena Cejudo (Riviera Maya, México). Artwork used with permission.


2 respuestas a “El crepúsculo de la carne”

  1. Nota explicativa: cuando vi la preciosa fotografía «Naked Garden» de Lorena Cejudo, me inspiró escribir sobre los cambios físicos que experimentan las mujeres a medida que pasa el tiempo. Me costó mucho encontrar las palabras adecuadas que precisaran mi punto de vista al respecto, en el sentido de indicar lo que realmente siento. El cuerpo pasa, envejece, pero uno se queda en los sentimientos y con los sentimientos de la amada, sin importar mayormente los cambios en la piel. Cuando escribo esta nota descubro dos cosas: primero, las mujeres en general se atormentan mucho con las edades presentes dentro del espacio del «crepúsculo de la carne«; segundo, no me quedó muy claro haber logrado mi propósito primigenio en este escrito…

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