Hablamos de mundos distintos, de distinciones dispares, de perspectivas diferentes, de universos en colisión.
Como una marea opositora a la realidad, y a la propia naturaleza de la perfección de los actos de tus actos -de lo que hasta allí yace erguido en tu ascendencia y en la cadena de la descendencia que la altivez te ha prodigado-, nuestras vidas se encontraron en el instante menos apropiado para tomar en cuenta y en extensa consideración, el riesgo contraído de esta cuenta regresiva. Fue tan rápido sellar el destino con un beso, que su tenue sabor se ha quedado suspendido en el ámbar lejano de las estrellas -para siempre- mientras sus brotes y rebotes se van entremezclando entre estallidos de luces y fulgores ciegos, en miradas dulces y ocultas, susurros imperceptibles, huellas silenciosas. Nada dices porque nada puedes decir. Todo lo digo, porque de verdad nada puedo decir. Es tarde. Nunca lo será. La eterna paradoja.
No hubo tiempo para la seducción: al parecer siempre fue un designio marcado por la aponía: en toda esta funesta arqueología, el rigor científico levantó su mirada desde el barro hacia la luz de las constelaciones, sin entrever el misterio escrito una y mil veces en nuestra propia saliva, alimento de las bocas, de los ojos, de las manos que establecieron para sí, una cruda cruzada en la que succionar una y todas las fuerzas en conflicto en este periplo peligroso. Aún cuando el destino pudiese alterar el error de cálculo existente entre estas dos polaridades invisibles e inevitables, aún queda el irrefrenable curso de colisión entre dos universos marcados muchas veces por la tristeza y la zozobra.
¿Es ahora el momento de aparecer o todo esto marca una total desazón, en el sentido contrario a nuestros deseos y nuestras oraciones?
Conduzco este navío planeando curvas elípticas sobre el manto de aquellas estrellas esperanzadoras, que de lejos y de tan cerca fulguran la divergencia de nuestros universos. Me quedo tranquilo en el regocijo de tu mirada, en la entrañable paz que tu regazo le da a mis inquietudes más abisales, en el brillo de tus cabellos cayendo sobre la desnudez de mi escritura: aquí donde me encuentro puedes verme, ahora, aunque yo no pueda tenerte ni esta ni en otra vida.
Era irremediable esta colisión de existencias. Si el amor posee estas extrañas significancias, nadie podrá entender entonces la dulce estructura de razones que operó en esta compleja armonía y disquisición de amarte en horas, de tenerte en minutos, de dejarte ir en segundos. Veo tu mirada dulce de revés por un espejo y dejo dar vueltas mi rumbo en las latitudes que finalmente derivan en el punto material que nos separa.
Si yo fuese algo así como un verdadero poeta o un poeta verdadero, es probable que te diera esto http://bit.ly/2R3iaX por sobre estas letras torpes, escritas con esta sangre triste por sobre el blanco puro de estas páginas. Pareciera que no tengo más propósito que estorbar con mi amor la lucidez de tu vida.
A partir de este instante, no me atrevo a decir cómo se desmoronó cada piedra de mi mundo, ni como cada trazo de arena ha concluido en recrear otro mundo de cara al descubrimiento de un nuevo universo nacido de esta colisión de oposiciones, de este encuentro derivado de una conclusiva ilusión.
Alejandro Cifuentes-Lucic © 2010 – Libro T
Enlace: Leave out all the rest / Linkin Park – Minutes to midnight (2008) // Fuente: youtube.com