Eres la fiebre

Desierto

Sé mi estrella fugaz
esta noche
y concédeme deseo,
se mi sed,
satisface mi agonía
con la húmeda virtud
de tus labios de fuego,
mientras el aroma de tu cuello
me tributa el vértigo imposible
de caer en las montañas de tu Luna,
y cavitar succión y descarga
en el paisaje lunar de tu cuerpo,
y descubrir el jengibre oculto
que
sudoroso
empala de tu Venus
cualquier ardiente deseo
indomable
irrefrenable.

No recurro a la virtud
para inmolarme en tus caderas,
cuando miran mi rostro encendido
como un solsticio desbocado,
y me convierto en esa audaz
penetración
que soslaya los atributos
de tu carne,
y se hace presa,
ultimada,
de tus sentidos,
de tu alma.

Eres la fiebre
que tortura mi carne,
eres la piel que bendigo
con los latidos
de mi simiente,
y eres la calma piadosa
en esa tormenta desenvuelta
que no reconoce de límites
ni de cuerpos,
cuando nos entregamos
a la provocación
de una sonrisa cómplice
que se hace relente
entre los dientes salados.

No termina en tu boca el beso
que promete una descarga
de muerte y renacimiento,
y como preámbulo serás quien devore
con tu lengua al depredador,
y quien siendo presa dominada,
sea también mi voraz alimento,
depravado.

Somos hijos del sexo
y padres del amor,
del rigor atado
en las alas
y en los ombligos,
de la trepanación de voluntades
dispuesta
abyecta
para la emboscada de tus caderas:
heme aquí condenado
a ser piedra dura
en tu río de espuma,
mi mirada de infierno,
tus ojos de cielo,

No existe una frontera
para el deseo,
contigo,
no olvides que cambié
mi melancolía por tu cuerpo,
para tatuarme de fiebre
para morir escarchado.

Alejandro Cifuentes-Lucic © Catalejo 2013
Libro: El albedo de la luna / 2013

@CifuentesLucic

Publicado en Salto al Reverso / @saltoalreverso

Fotografía: “Desierto profundo” – Original del autor.

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4 respuestas a “Eres la fiebre”

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