Deambulo como un fantasma trágico ataviado de costras salitreras
en el silencio desértico,
impedido de escuchar tu voz
y mi propio corazón entre tanto mutismo.
Desapareceré finalmente diluido en la falta de promesas,
en la cruda expectativa que va dejando un mañana sin ti,
destrozados los ojos al no soportar la férrea carga de hierro
que de hollín va llenando mis retinas cansadas,
desdoblado en una quimera que quiebra silente la soledad,
mi desolación, la desazón, el quiebre de todo,
destrozándolo al amparo de una perdición que tenue
va brotando de las palabras que difuminan a raudales,
el salto ciego de un atrevido trapecista,
torpe en el acto, valiente en el contenido.
Tengo la tristeza impregnada en lo hondo de una verdad
dispersa que miro a hurtadillas
y que no me atrevo a desastillar para seguir viviendo mañana,
para vencerme en ella,
para poder hacerlo sin más miramientos que la propia dignidad
de ser lo que ya he sido.
Dime qué dirías si fuese tu nombre aquel
que finalmente desnudaran mis palabras,
las que febrilmente te envolvieran en espuma y deseo,
en sueño y realidades,
en un áspero camino de arena y sal,
de cerrada bruma y recio rocío,
tallado a jirones dentro del destino atrapado en mi deambular.
Alejandro Cifuentes-Lucic © Catalejo 2010
Cuaderno de Fotografías
Fotografía: “Pórticos” – Original cámara propia (Iquique, Región de Tarapacá, Chile).
6 respuestas a “Deambular”
Un poema intenso.
Lu
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Muchas gracias, Lucía. Me quedo mudo admirando la belleza de su obra, surgida desde las profundidades insondables de su ser de poetisa, y me atrevo a llamarla hermana en las letras y en las complicidades, al verme ungido y honrado por su comentario. Un abrazo grande para ti, Lu.
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Alejandro, admirable pluma!!! Estremecedora hasta la fibra más profunda.
Ha sido un honor…
Abrazossssssssss
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Te agradezco, Raquel. El honor es siempre mío. Espero no sea la última vez que podamos compartir el eterno espacio que dejan las palabras. Un abrazo grande.
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Llegadoras tus letras.
Un placer conocerte.
Abrazos agradecidos.
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Muchas gracias, Graciela. Y el sentimiento es mutuo, compartidas las letras y los destinos, las fraguas y los girasoles. Un abrazo para ti!
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